Un cuento de verano

Me cuentan las estrellas que, mucho antes de que la Naturaleza desplegase sus fuerzas en el ser humano, convivieron en  una montaña de este planeta un dragón, una serpiente y un águila. La relación entre los tres seres fue armoniosa mientras cada cual ocupó su lugar sin pretender ser el otro ni coartar la identidad ajena. Pero sucedió que un día la serpiente sintió la hartura infinita de arrastrarse sin tregua por la piel de la tierra y, contemplando un vuelo glorioso, tuvo envidia de las alas del águila. Consciente de que el gran pájaro no le entregaría nunca su fuego, el reptil se deslizó hasta las entrañas de la montaña para buscar la fuerza que necesitaba. Allí encontró al dragón que, ni harto ni pretencioso, dormitaba en la quietud de sus dominios y, suministrándole el reptil grandes dosis del conocimiento acumulado en la superficie, le despertó del ensueño profundo.
Cuentan las estrellas que la montaña entera tembló, y hasta se partió en dos cuando despertó iracundo el dragón, consciente ahora, eso sí, de su encierro ignorante que estaba siendo ilustrado por una serpiente envidiosa. Desde las alturas del vuelo, sin embargo, los ojos del águila contemplaron dos lenguas comunicándose, una lanzaba fuego y la otra veneno. Pero el corazón del pájaro bebió únicamente de la fuerza y el conocimiento, trazándole un nuevo signo a la página azul del cielo…

En Tetería Ararat
C/ Alfredo Nobel nº 8 – Málaga

¡¡¡Gracias, amig@s, por ese rato tan entrañable que generó vuestra presencia!!!

Publicado por

Angela Castillo

Aprendiza de Poeta Maga