Fragancias

En el comienzo éramos alas de mariposa
que, en nuestro sobrevolar por el mundo,
despertábamos el aroma de los pétalos de las flores.

Transcurrió un suspiro en el tiempo
y, en el hoy, somos avenidas de resonancia y poemas,
viento y bocas mojadas que en nuestras palabras
y silencios damos el aliento a la vida.

Muchos fueron los corazones que quisieron
ser soplo sobre las olas
y no aire estancado en las horas.
Sólo unos pocos lo consiguieron,
los más ligeros, los más incorpóreos,
aquéllos capaces de seguir el ritmo de las estrellas.

Hoy he soñado una enorme montaña, desde cuya cima
podía verse el mundo como un mar oscuro
de suaves movimientos.
Las estrellas me parecieron flores
de un jardín sin ritmo, flotante.

Fue entonces que las alas del viento
trajeron en un segundo la fragancia de lo eterno.

Publicado por

Angela Castillo

Aprendiza de Poeta Maga