La luz del amanecer

… Conozco algunas personas que captan con nitidez lo que sucede a su alrededor y, sin más preámbulos, rechazan aquello que no les interesa. Tienen claro lo que desean para mañana, el próximo año o el resto de sus vidas, desechando de su camino cualquier interrogante que les pueda desviar de un trazado predeterminado. Conozco a otras personas que no remarcan lo que ya está definido ni andan entre la muchedumbre de caminos trazados. Me refiero a esos buscadores que se aventuran en lo incierto robando nuevas sendas a la vida y a los que, quizá por esto mismo, no les queda más remedio que conquistar a la confianza como el más audaz de los aliados. Cuando no hay trazados, la confianza se transforma en la fuerza necesaria para exponerse ante el misterio, para vivir con naturalidad al borde del abismo.
De estas últimas personas trata la historia que se abre ante ti. Gentes que despertaron la consciencia de sí mismas y, al mirar el mundo con nuevos ojos, no hallaron en su entorno un reflejo con el que identificarse. En la soledad de una búsqueda incógnita enfocaron sus vidas hacia la naturaleza, vislumbrando en la perfección de la Madre Tierra un lenguaje de conexión que les enseñó cómo forjar su existencia con la misma armonía, belleza y fuerza que desprende la Pachamama.
Corazones que empezaron a palpitar a un ritmo diferente y, desafiando cualquier tipo de estructura, apostaron por un camino que resonase con sus propios latidos. Una senda abierta a la alianza que cada relación aporta al proceso de avanzar, cultivando el entendimiento implícito en las relaciones con la naturaleza, con el trabajo, con los elementos, con el mundo invisible, con los compañeros de viaje, en definitiva, con uno mismo.
Tenaces guerreros que bordaron en su bandera el escudo del universo y cabalgaron en la confianza hacia la conquista de aquellos horizontes visualizados en sus sueños. Luchadores en una batalla contra la inconsciencia que fundieron sus pensamientos con un fuego inflamado de otras verdades. Danzantes de la vida que arquearon las cuerdas de sus gargantas afinando cantos, lanzando rezos como certeras flechas dirigidas al corazón del Gran Espíritu.
Girasoles decaídos tras una larga noche de sombras oscuras, que despertaron una mañana abriendo sus pétalos a la luz del amanecer, elevaron sus corazones hacia el cielo y no necesitaron más motivo para colmar el nuevo día que girar en dirección al sol… // Extracto del libro Girasoles al Amanecer

Girasoles al amanecer en Centro Koruma – Barcelona

¡¡¡Gracias, amig@s de Koruma, por ofrecerle a los girasoles un espacio tan ameno y creativo!!! 

Publicado por

Angela Castillo

Aprendiza de Poeta Maga