Milésimas de segundo

Entre las múltiples miradas que se entrecruzan en una cafetería abarrotada de gente, unos ojos se detienen en una persona ensimismada allá en un rincón del recinto. Observan cómo ella se hace una con el rayo de sol que entra por el cristal de la ventana, una con el calor de la taza que tocan sus manos, una con el sabor del café, una con el ruido de fondo en el local… De repente, la mujer advierte que está siendo observada y sale de sí misma. Se rompe la magia. La entrega al momento, el abandono a un instante de plenitud colmado en sí mismo, desaparece. Las manos tiemblan ahora sobre la taza de café, y la espalda, antes relajada, adopta involuntariamente la postura de alerta. La máscara se antepone al flujo en una milésima de segundo.
En las lecturas que se remontan al origen de la primera partición, de la primera frontera entre lo externo e interno, entre tú y yo, pareciera que hemos de recorrer distancias y milenios y pruebas insalvables para recuperar el cielo perdido, el edén del que supuestamente fuimos expulsados. Y, sin embargo, el retorno, la recuperación de esa percepción de unidad, acontece fuera del espacio y el tiempo, en la pausa entre respiración y respiración, en la detención de toda actividad mental.
El caso es que, pese a recordar por un breve instante el cielo que nos habita, los ojos de la otredad detonan en la mirada del yo -el sol quema ahora, la taza de café quedó vacía, en el local hay demasiado ruido, alguien me mira, ¿qué pensará de mí o qué se habrá creído?…-. Y sin que nos demos cuenta ya nos ha devorado otra vez el olvido…

GIRASOLES AL AMANECER en Onna / Igualada

¡¡¡Gracias, amig@s, por acompasar vuestros corazones con mi canto!!!

Publicado por

Angela Castillo

Aprendiza de Poeta Maga