La memoria de un olvido

Permitidme un discurso a corazón abierto, espontáneo, inspirado… libre de razonamientos basados en la interpretación de una interpretación que a su vez surgió de otra interpretación; inmune a la tensión del tedioso freno que controla este vehículo que son las palabras. Os propongo un viaje a través de aquéllas que llevan el sello de la vivencia. ¡Ojala nos conduzcan al buen término! Acompasémonos con el ritmo justo, el que nos permita disfrutar de los paisajes que irán asomando en este libro. Una experiencia que empezó con el intenso amarillo de los girasoles y a la que el Arco Iris le sigue regalando multitud de colores. Un proceso de autodescubrimiento sostenido durante un tiempo en los hombros de todas las nociones que le preceden y que hoy, ahora, quiere alzar su vuelo como una nube liviana, derramándose en forma de lluvia fresca sobre unos hombros cansados. Refrescar la memoria de un olvido. El Gran Olvido. Y alcanzar las reminiscencias de un pálpito, ése en el que vuestro corazón y el mío y el de todo ser vivo latían como uno solo, acompasados en el Corazón del Universo.

En la Biblioteca Regional de Castilla la Mancha – Toledo

¡¡¡Mi agradecimiento a la Biblioteca de Castilla la Mancha, por la posibilidad y el espacio que permitieron un nuevo giro en la trayectoria de los girasoles!!!

Bajarse del mundo

La noción “bajarse del mundo” tiene un significado más hondo de lo que la mente ordinaria suele considerar. No se trata de apartarse del tumulto el fin de semana, o de irse de vacaciones, o tomarse un año sabático…, porque en todos estos casos el mundo sigue ahí, presente en nuestra mirada. No consiste pues en un cambio exterior que no cambia nada: “Quien cruza los mares, cambia de clima, no de carácter” decía Horacio.
A mi parecer, uno “se baja del mundo” cuando detiene su diálogo interno, cuando cesa de bambolearse con el flujo de los acontecimientos como una hoja llevada por el viento. No hablo de un inmovilismo que nos impediría crecer o de un detenerse que sería retroceder, sino de seguir actuando en el mundo desde la no-acción, desde la no-intencionalidad, centrados en nuestro Yo más profundo como un eje alrededor del cual giran todas las cosas. Parece una contradicción lo que digo pero, ¿por qué no probarlo por un instante en lugar de cuestionarlo? Tal vez entonces, al no ser perturbados por nada, impertérritos ante los aconteceres que no podemos controlar pero que tampoco nos controlan, podamos por un instante ser quienes somos…

GIRASOLES AL AMANECER en la Biblioteca Pública Municipal de Bargas – Toledo

¡¡¡Gracias, amig@s, por abrirle vuestro mundo a los girasoles!!!