Los ojos del peregrino

Mi tiempo se acabó antes de lo previsto y no pude permitirme más días en el Camino. La realidad que dejé atrás se colocó, irremediablemente, delante de mí, sin ofrecerme opción alguna para evitarla. Pero no creas que la decepción hizo su asomo ante la idea de abandonar mi aventura casi a las puertas de superar el objetivo; llegar a pie hasta el final. ¡Qué importancia tenían unos kilómetros más o menos! Los pasos andados ya me enseñaron que proyectarse hacia delante no tiene tanto mérito, es una continua práctica de ejercicios que la propia existencia ya te hace desarrollar, constancia, resistencia, voluntad. Y, sin embargo, lo más arduo, es llegar al momento en que te encuentras ahora. En los breves instantes que lo conseguí, sentí que aquello debía ser lo que los místicos definen como cielo.

No pude resistir la tentación de subirme a un autobús que recorrió en pocas horas la misma distancia que mis pies hubiesen tardado unos días en andar, para regalarme, aunque solo fueran unos momentos, en esa ciudad que siempre estuvo ahí como destino final. ¡El gran trofeo a mi esfuerzo! No me dirigí hacia ella para recoger el premio, sentía que la experiencia ya me había condecorado por sí misma, el motivo fue más bien entregarlo como ofrenda. Y cuando crees que puedes ofrecer un trocito de ti a la vida, ésta te sorprende con todo un banquete de placeres desplegados para deleitarte.

La cara risueña de aquella que me regaló su libro. Los brazos abiertos hacia quienes me dieron un soplo de aliento. Palabras de agradecimiento al que curó mis heridas. Risas cómplices al rememorar momentos compartidos. Apretones para aquel que me animó con su estímulo. Despedidas que no llevaban el peso del adiós sino la dicha de habernos conocido. Aire festivo. Pieles curtidas por los elementos. ¡Y la luz! ¡Esa luz en los ojos del peregrino tan difícil encontrar en el ciudadano de a pie! …. // Extracto del libro Semillas de un Sueño

Celebración de la Semana del Libro en Castillo de Locubín / Primer encuentro de escritores andaluces

¡¡¡Gracias, Castillo de Locubín, por una página más en nuestra trayectoria literaria!!!

Jaulas mentales

“No me gusta ver a ningún animal enjaulado, y veo a tanta gente enclaustrada en su persona, en su relación, en sus circunstancias; observo a tantos de ellos salir de unos barrotes para entrar en otros que me aterroriza la idea de que algo así pudiera ocurrirme. En una ocasión tuve la oportunidad de observar a dos pajarillos encerrados en la misma jaula. La mayor parte del tiempo la pasaban marcando su reducido espacio, llegando incluso a agredirse físicamente por defenderlo. Una mañana amaneció muerto uno de ellos; y el otro, por fin parecía respirar tranquilo y sereno. Tal vez mató a su compañero para deshacer su propia imagen de animal enjaulado, quizá le fuese insoportable la idea de mirarse en el espejo que el otro le ofrecía, acaso no pudo aguantar el aprisionado reflejo de sí mismo” // Extracto del libro Semillas de un Sueño
En las Jornadas de BioCultura // Alcalá la Real // Jaén

Semillas de un Sueño en Barcelona

30-04-06 EnPunto de equilibrio garraf – Olivella – Barcelona

Hay fuerza cuando traspasamos nuestros límites. De hecho, hemos llegado hasta donde estamos porque sobrepasamos aun sin darnos cuenta muchas veces, nuestras propias limitaciones. Hay una fuerza escondida en el dolor. Pero si lo mitigamos con antidepresivos y analgésicos, si nos da miedo sufrir y preferimos el sedante, nos privamos de esa fortaleza que nos trae como regalo… 

01-07-06 En el Jardín de las Delicias – Barcelona

Dos seres se reconocen en lo profundo y se sienten una misma entidad. Pero tienen que convivir en lo periférico, donde las diferencias generan el conflicto y la separación. Ahí el péndulo emocional oscila desenfrenadamente desde el extremo de la autodefensa al límite de la culpabilidad:

“Tú no cumpliste con tu cometido,
yo no puse todo de mi parte;
tú abandonaste en el último tramo,
yo ya no estaba presente;
tú valoraste tus circunstancias por encima del sentimiento,
yo me quedé sin valores ni balanza donde pesarlos;
tú enjaulaste un sueño,
yo coloqué mis alas rotas dentro de la jaula…”

Los pasos andados en el camino me enseñaron que proyectarse hacia delante no tiene ningún mérito, ya que es una continua práctica de ejercicios que la vida te obliga a desarrollar: resistencia, constancia, voluntad. Y sin embargo, lo más difícil es llegar al momento en que te encuentras ahora. Los breves instantes en que lo conseguí sentí que ese estado debía ser lo que los místicos definen como cielo…

 SEMILLAS DE UN SUEÑO