Primer amor

Un día me puse a buscar el primer recuerdo de amor que podía rescatar al tejido memorial -la conciencia inicial de estar sintiendo amor-, así que fui tirando del hilo hasta encontrar esa primera impronta grabada en mi alma.

Sucedió cuando tenía unos tres años y jugaba con otros niños y niñas del barrio. A eso del anochecer vi asomar a mi padre por la esquina de nuestra calle y, sin pensar en otra cosa que no fuese atender al impulso naciente, eché a correr cuesta abajo para perderme en sus brazos que me auparon hacia la fortaleza de sus hombros hasta llegar a casa. En la intensidad primigenia de ese tramo quedó grabada para siempre la sensación de avanzar hacia el amor y sentirme aupada por la dicha del encuentro, segura en los hombros del mundo.

A veces, todavía hoy, puedo sentir la alegría de una niña que corre a recibirle calle adentro, y sucede siempre que asoma cada primer amor por las esquinas del tiempo…

Miradas Peregrinas

Mis ojos desnudos
no hallan la forma de ver
tu máscara, entre tanta desnudez
repleta de ti.
El misterio es siempre un cebo
que despierta la curiosidad
por conocer qué hay al otro lado
de las palabras,
del velo, del perfil.
Mas, según como se mire,
también podemos mirarlo a la inversa:
hacer como que todo está ya desvelado,
como que hemos reconocido
nuestra vacuidad sin límites
y, por lo tanto,
todas las posibilidades
son posibles al otro lado,
y todas están disponibles
para vestirse de nosotros.

Extracto del libro Miradas Peregrinas

Los Ojos de la Noche

Tú ya conoces el poder creador que tiene la palabra inspirada en el Recuerdo. No importa tanto lo que dices sino el aliento invisible que conduces entrelineas, el fuego que prendes en otro corazón. Mismamente, te acercas a la roca que aprisiona las palabras y tu mirada talla una imagen viva en la piedra dormida. Y, sí, lo normal es que el pensamiento se sostenga en los hombros de todas las ideas que le preceden, pero deja que esta transmisión flote mañana en el cielo azul como una nube graciosa. La sostiene un hilo invisible que sólo quiere refrescar memorias cansadas.

¡Y que llueva, sí! Que la lluvia fecunde los campos del día. Que caigan aguas finas y penetren las grietas resecas, para que la primavera cubra con su manto de colores todos los rincones del olvido. Porque la Abundancia no escucha el quejido de los yermos, pero sí responde al reclamo hecho por la misma saciedad. Mira en ti, cielo, y descubre cuán abundante eres. ¡Ah! Te ves la sencillez. Sin embargo, no puedes esquivar la exquisitez del mundo que te subyace. Todo es sencillo y a la vez de una complejidad que no siempre puede traspasar tu mirada, pero ahora puedes sentir la plenitud aunque no logres aprehenderla con las palabras. Dime ¿qué te falta en este instante?

De repente se desatan los nudos y desaparece el miedo de no saber adónde ir, el temor de no volver, de no controlar, de no comprender. Ya no hay nada que reclamar que no sea la plenitud de este instante perfecto. El gozo vive de su entrega sin límites, con la mirada sostenida en la gracia por el aire que llena los pulmones. La Belleza es la danza extasiada de la vida, una entrega constante de amor en lo que haces, en los que dices, en lo que tocas. ¿Lo notas? Un velo acaba de deslizarse y ante tu mirada se abre un mundo diferente. Las imágenes adquieren mayor luminosidad y nitidez. El corazón se estremece, abriéndose a una corriente impetuosa de luz que lo alimenta todo, y todo lo devora. Es el Fuego del Amor.

Extracto del libro Los Ojos de la Noche

Girasoles al Amanecer

(…) De estas últimas personas trata la historia que se abre ante ti. Gentes que despertaron la consciencia de sí mismas y, al mirar el mundo con nuevos ojos, no hallaron en su entorno un reflejo con el que identificarse. En la soledad de una búsqueda incógnita enfocaron sus vidas hacia la naturaleza, vislumbrando en la perfección de la Madre Tierra un lenguaje de conexión que les enseñó cómo forjar su existencia con la misma armonía, belleza y fuerza que desprende la Pachamama.

Corazones que empezaron a palpitar a un ritmo diferente y, desafiando cualquier tipo de estructura, apostaron por un camino que resonase con sus propios latidos. Una senda abierta a la alianza que cada relación aporta al proceso de avanzar, cultivando el entendimiento implícito en las relaciones con la naturaleza, con el trabajo, con los elementos, con el mundo invisible, con los compañeros de viaje, en definitiva con uno mismo.

Tenaces guerreros que bordaron en su bandera el escudo del universo y cabalgaron en la confianza hacia la conquista de aquellos horizontes visualizados en sus sueños. Luchadores en una batalla contra la inconsciencia que fundieron sus pensamientos con un fuego inflamado de otras verdades. Danzantes de la vida que arquearon las cuerdas de sus gargantas afinando cantos, lanzando rezos como certeras flechas dirigidas al corazón del Gran Espíritu.

Girasoles decaídos tras una larga noche de sombras oscuras, que despertaron una mañana abriendo sus pétalos a la luz del amanecer, elevaron sus corazones hacia el cielo y no necesitaron más motivo para colmar el nuevo día que girar en dirección al sol…

Extracto del libro Girasoles al Amanecer

Semillas de un Sueño

Sobre el término de la soledad, una amiga lo nombró hace un tiempo y lo sentí vinculado a mí. No como persona huraña, hostil, escapista, indiferente, extraña, sino como un ser libre que escoge una línea con dos puntos de referencia, uno de partida y otro de llegada, términos que se confunden constantemente para crear el detonante de la curiosidad. Dilema de la duda. Ella situó a la soledad colindando con la pereza y, no obstante, yo la viví como un dejarse caer hacia el fondo sin oponer resistencia alguna. Allí donde se pierden las largas extremidades de la dualidad, donde no existe lo profundo o elevado, lo bueno o malo, lo masculino o femenino, me encontré con lo que hay, o sea, nada. Y cuando acepté el gran vacío, logrando descifrar su clamor, supe que es allí donde se fabrican los sueños, donde nace el deseo que luego nos empuja a resurgir con un vigor diferente. Una fuerza que lo es porque se proyecta despreocupada de cuanto se interponga en su camino, sin que nada a su paso la frene, porque proviene de la nada y sabe que se enfrenta a la nada. Nada hay que perder, nada a lo que aferrarse. Todo es un juego en el que la nada se distrae soñando el universo de las cosas.

Extracto del libro Semillas de un Sueño

Día del Libro

Recuerdo hace muchos años cuando escribía cartas con el pulso de la mano, notando como si todo el sentir de mi corazón se extendiera en la tinta del bolígrafo, desparramándose en esos renglones empeñados en torcerse hacia la esquina superior del folio. Tantas emociones temblorosas que quedaron grabadas en cada correspondencia… Me acuerdo que luego hice una plantilla con líneas rectas para ponerla debajo del papel y así le gané la batalla a las curvas, viajando las palabras con más seguridad por la superficie de la página. Ahora que lo pienso, es como si mi naturaleza esencial no entendiera de líneas rectas, pero finalmente hubiera sido encauzada en la rectitud de la línea. Más ilustra esto que comento cuando vino el ordenador y quedó resuelto para siempre el asunto de la exactitud en el trazado. El pulso pudo relajarse definitivamente pasando el relevo a la punta de los dedos que a su vez aprendieron a traducir en pulsaciones rítmicas el flujo de cada emoción emergente.

Después de tantos años y tantas páginas escritas, las que están publicadas y las que siguen almacenadas en los archivos del ordenador, viene en estos tiempos la naturaleza esencial (la voz que sobrevuela el papel o lo traspasa) a rescatar sus dominios, sobreponiendo la palabra viva a la palabra impresa. Toma mi garganta la pluma cuando ve un corazón receptivo, cual si fuera éste una invisible página blanca, y escribo en el aire, en el instante real de cada encuentro, palabras nacientes, temblorosas a veces, con sus curvas y relieves.

No habrá estanterías, ni encuadernaciones, ni títulos, ni autógrafos para estos capítulos dinámicos, expresados en tiempo presente, y, sin embargo, cada año hay un Día del Libro celebrado donde puedo mostrar las frases que se empeñan en salir de la rectitud de la línea para cantarle al viento la dicha de cada reconocimiento, la alegría de haber encontrado por un instante esa magia compartida que le dio a las palabras razón de ser y también libertad al ser.

Al borde de cada segundo

Si las más grandes tristezas cayeran como las hojas de otoño, el pelo de otoño, la piel de otoño, sin raíces, secas, mustias, para nunca más levantarse del suelo ni levantar cabeza…

Si los ojos más ciegos supieran nada más que del resplandor del mediodía, y las piernas más ágiles vieran que no existen montañas enormes por su peso, sino por la cojera de andar a trechos, como ebrios sin rumbo…

Si al llegar el verano, el mar aún te pareciera lejano, y aún desearas la más extensa llanura donde bailar un bolero y, por desearlo, recordaras que la orquesta toca de constante una melodía de aventuras y de dioses…

Y si al caer la noche, el próximo invierno, supieras que la nieve nunca puede hollar en la piel de tus zapatos ni apartar ni ocultar las huellas de tus pasos…

Y así que pase el invierno y todos se hayan ido, y la luna quede sola, a solas y sin nombres… si nada más que tú recordases mi aliento…

Y si al sentir de nuevas primaveras, al resguardo de emociones insensatas, nacieran nuevas raíces, tallos y hojas para ser llevadas una vez más por el viento…

Los años dirían, los datos dirían que nunca pasó nada, si la lluvia, con un enjambre de gotas furiosas, borrase de la memoria cada sombra…

Y si en la penumbra del último invierno dijeras tú que no estuve yo, mentirías; porque en la última gota de rocío, en la penúltima flor, en la antepenúltima línea escrita al borde del precipicio, allí contuve y contengo la respiración para no delatarme…

Porque en el camino, al borde de cada segundo, la eternidad siempre está esperando.

Libertad, sintonía con lo real

Me da por meditar con la libertad, en estos meses en los que se va estrechando cada vez más el cerco de libertad de elegir, cuando la incertidumbre ocupa el espacio de la libre elección de aquello que era posible vivirse. Pensar en el término libertad no ensancha ningún límite, pero me da por pensar en ello, aunque sólo sea por sentirme yo, mismamente, libre por dentro.

Libertad es una de las palabras más mencionadas de mi diccionario personal. Pensando ahora con esta palabra, y con otras también primordiales que fueron marcando mis señas de identidad, veo que las palabras, al igual que las herramientas, se usan y se desgastan con su propio uso.

Las palabras fueron partes de un trayecto vital. Han sido instrumentos para hacer un camino personal y, en este transcurso, si es que nos lo hemos vivido, llegamos a una percepción que ya no necesita esos moldes de palabras, o también se podría decir que pasamos de ser usuarios, repetidores y difundidores de palabras, a ser creadores de nuestras propias palabras.

Sigo usando las palabras para tomar consciencia de tanta perplejidad en los asuntos de la vida. Pero sé que las palabras renuevan sus significados cuando vienen con la corriente vital de cuanto está sucediendo, ni antes ni después. Cuando es, si es, la armonía es completa, total, entre la vivencia y las palabras que toman nota de la vivencia.

Libertad es una de esas palabras que siempre se escapa, en la vivencia, del diccionario de las definiciones.

La libertad en su sentido esencial, definible en sensaciones o definible en experiencias, sale del diccionario de las palabras, se escapa del discurso abstracto de cualquier interpretación o ideal o ilusión sobre la realidad de sentirnos libres.

Pude leer “libertad” en los libros que sostuve en mis manos de niña y que teóricamente debían ampliar mi horizonte de visión, mi curiosidad por conocer, comprender, saber del mundo en el que habito y de mí misma, de mi verdadera naturaleza (al menos teóricamente). Pude también leer “libertad” en aquellos libros de más adulta que sostuve en mis manos afanadas en la faena; esos libros que ningún ministerio eligió para mi desarrollo, y que tal vez ellos mismos me eligieron para comunicarme tantas definiciones posibles e imposibles de la libertad, invitándome siempre a pensar de lleno en cómo hacer un camino de sentirme libre. Pude emocionarme al leer y escuchar “libertad” en poetas que entregaron el alma en sus poemas como única arma ante el atropello opresor de toda dictadura.

Echando la mirada hacia atrás, no sé cuándo pude ver los ojos de la libertad, desde el intelecto, por primera vez. Pero la vivencia de la libertad (o de la falta de ella), no me era desconocida. No necesitaba que vinieran los libros a hablarme de la libertad. Yo sabía, aunque no supiera definirla, por experiencia directa, qué es y qué no es la libertad.

Y ¿qué es y qué no es la libertad?

Como palabra, como forma y significado, la libertad es una invención puramente humana. La civilización expone su doctrina y su didáctica de qué es y qué no es la libertad, y la presenta como un cuento infantil contado para mentes que nunca deben crecer y convertirse en librepensadores, en seres completos, conscientes, con capacidad de tomar sus propias decisiones de vida.

Pero la libertad es un fenómeno real, de la realidad, de cuánto de reales somos. Antes de que viniese nuestra ciencia y verbalizase o escribiera esta palabra y sus significados, la libertad ya existía.

Veo a la libertad como puedo ver la evidencia del día que es día o de la noche que es noche. La evidencia de que la salud es salud y la enfermedad es enfermedad. Evidencias que las personas vamos viviendo.

La evidencia de la libertad es anterior a lo que escriba cualquier científico, cualquier filósofo, cualquier legislador. Es la evidencia de la libertad que se visibiliza cuando las miradas están receptivas y despejadas de obstáculos para ver esa libertad. Si la mirada se limita, también queda limitado el marco y el contenido del paisaje. Una libertad con ribetes, bordes, fronteras, es como una libertad para ser colgada de un cuadro, recordada como algo que fue una vez y que dejó de ser para convertirse en algo decorativo.

La libertad es evidencia. Es la evidencia de un universo infinitamente infinito, en el cual experimentamos nuestra indivisa individualidad; nuestra libertad compartida con el aire, el agua, la tierra, el fuego, los vegetales, los animales, los demás seres que componen nuestra humanidad. Un universo de espacio y de tiempo incógnitos sosteniendo a universos nacientes que van haciéndose experiencia y conocimiento, paso a paso, en cada camino particular e intransferible.

Es la evidencia de la libertad que se respira en todo aquello que es real, auténticamente libre. La libertad de las células. La libertad de la sangre, la libertad de los latidos del corazón, la libertad de todos los maravillosos fenómenos que se desarrollan en el transcurso de la vida, desde aquellos que se producen en nosotros mismos, en el interior de nuestros cuerpos, como de aquellos que se producen en grandes espacios: las mareas, los vientos, las fases de la luna o las auroras boreales.

La libertad es. No necesita de significados, doctrinas, leyes ni estatutos. ¿Y su razón de ser o no ser? Allá cada cual con sus adhesiones y rechazos. Yo sé que las mejores cosas que me han sucedido en la vida acontecieron libremente, sin un porqué establecido. Reconozco entonces que, por mucho empeño que ponga en comprender el sentido de cuanto sucede en estos tiempos, el universo, de tan amplia magnitud y libertad, va haciendo también su propio camino, libremente. Y nada ni nadie está fuera de esa Magnitud, ni siquiera quienes se creen con poder de modificar a su antojo las leyes de la Naturaleza.

Si la libertad es real, ha de ser un estado de sintonía con todo cuanto es real y no un producto de las interpretaciones y artificios de mentes manipuladoras que crean realidades artificiales.

En estos tiempos en los cuales suena tanto el término confinamiento, me da por meditar con la libertad; me siento libre por dentro cuando estoy en sintonía con lo real.

Verdad

Cuando la verdad llegue a mi vida y se pare en el resquicio de mi casa, esperando el chirrido que abre las pesadas cerraduras de los postigos y puertas, oirá rumores agrietados en el sopor de los rincones, con presunción de que otra voz acude siempre al llamado.

Cuando la verdad llame de nuevo con sus gastados nudillos, abriré, y verá que en mi existencia no tiene cabida un saludo de bienvenida mientras que un adiós siga amodorrado en el viejo sofá de una habitación a oscuras, soñando con la luz que brilla en las rendijas.

Y pasarán los días, pero seguirán detenidos hasta que una palabra se ponga en pie con pura rebeldía, invitando a que la verdad entre y se escuche, por fin, entre las paredes de mi vida.

Hay días…

Hay días, días normales, días cualesquiera, que no necesitan de un pregón municipal para anunciar el júbilo de la luz solar, de su bienvenida y llegada. Días que llegan sin cohorte de guardia ni cítaras que anuncien la visita memorable del sol.
Y es que todos los días ocurren milagros, aunque no todas las horas tengan ese significado de satisfacción personal: me refiero a esas horas y horas que nos llevan de exploradores a caminar por un bosque donde la frondosidad logra desorientarnos. Y, aunque nada es adorno en la naturaleza vegetal (ni siquiera estorban las hojas que impiden ver los caminos), en la naturaleza humana es cada cual quien decide sobre las cosas dispersas, las puras distracciones que dispersan de ver el puñado de cosas esenciales, básicas, que llenan de sentido y dan de lleno en la diana del “qué es importante y qué es accesorio de vivirnos”.
Todos los días tenemos un bosque de acontecimientos que atravesar. Y, en esa amalgama de sucesos, importa mucho el proceso de selección personal: de qué es valioso y qué es adorno. Esto lo saben las personas enamoradas. Lo saben muy bien las personas que disfrutan y trasladan en sus silentes gestos el secreto del amor. Y lo saben sobre todo las personas que, aun sufriendo el dolor y la incertidumbre, agradecen a la muerte por concederles un día cualquiera más.
Hay días, esos días, tan normales ellos, que quizá tienen una sola noticia. Pero, bien verdad es, que una sola noticia vale por mil mensajes si clarea en un corazón con su luz natural…

Este momento crucial

El destino queda al descubierto para aquellos dispuestos a ver que lo que está sucediendo nada tiene que ver con la pérdida de tu salud, sino con la pérdida de tu libertad.

(…) Durante siglos, quizá milenios, la antorcha de la libertad pasó de generación en generación, a menudo pagada con sangre. La llama de esa antorcha ha sido avivada por las manos por las que pasaba. Aquellos de nosotros vivos hoy en día y que somos lo suficientemente afortunados de vivir en sociedades democráticas, ahora sostenemos esa antorcha.

Ahora imagínate a ti mismo mirando dentro de los ojos de tus padres, de tus abuelos, y de todas las generaciones anteriores a ellos, remontándote atrás en el tiempo. Mira a todos los que dieron su vida para que podamos vivir libres, quienes lucharon, quienes hicieron campaña, quienes protestaron, quienes se enfrentaron a déspotas para que la libertad individual pudiera estar asegurada para ellos y para sus descendientes. ¿Estás dispuesto a mirarlos a los ojos y decirles que tú dejaste que se apagara la llama para siempre, a causa de un virus? ¿Que dejaste morir la llama porque estabas demasiado asustado, demasiado apático, demasiado confiado, o demasiado fácilmente manipulable para mantenerte firme, mantenerte erguido, mantener la llama viva?

Ahora imagínate a ti mismo mirando adelante en el tiempo, y recuerda a todos tus descendientes, tus hijos, tus nietos, que vivan o aún estén por venir. Todas esas generaciones que nos seguirán. Míralos a los ojos y diles que el don de la libertad nos fue entregado pero permitimos que nos lo quitasen y, por lo tanto, a ellos, porque no pudimos ver el truco de prestidigitación que nos estaban jugando o, si lo vimos, no hicimos nada para detenerlo. ¿Puedes sentir el peso de la responsabilidad que descansa sobre tus hombros ahora? ¿Podrás vivir con el encogimiento de saber que fuiste uno de esos que se quedó ocioso, encerrado, acobardado en su casa, mientras el precioso regalo de la libertad, a través de la manipulación y la distracción, te fue robado a ti y a todas las generaciones futuras aún por venir?

No debería importar dónde nos encontremos en el espectro político, cuál es nuestro punto de vista sobre el cubrebocas, vacunas o confinamientos, seamos ricos o pobres, o incluso si estamos en la policía o si somos militares. Podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, pero seguro que todos podemos estar de acuerdo en esto: la libertad que disfrutamos hoy es el más preciado de los obsequios que nos ha sido dado, a nosotros, y que debe ser apreciado y nutrido y defendido a toda costa para las generaciones venideras.

Debería estar claro a estas alturas que el pasaporte vacunal o pase covid o pase verde o como sea que elijan llamarlo, no tiene absolutamente nada que ver con tu salud. Y, a pesar de cómo se nos está vendiendo, su implementación global no es el camino para recuperar nuestras antiguas vidas. De hecho, lo contario es lo cierto. Los pasaportes vacunales son la puerta de entrada, perfectamente diseñada para crear un tipo completamente nuevo de sociedad controlada y vigilada, como nunca antes habíamos visto. Por lo tanto, bajo ninguna circunstancia, sin importar la presión que se nos aplique, debemos permitir que los pasaportes vacunales sean introducidos.

No te equivoques. Estamos en un punto crucial de la historia, la verdadera escala de lo que está en juego no se puede exagerar ni subestimar.

Pero esto no es un mensaje de miedo y división. Éste es un mensaje de esperanza y es un mensaje de unidad. Lo comparto como mi forma de hacer sonar la alarma, de llamar la atención sobre el peligro inminente que todos enfrentamos. Nacemos seres soberanos, libres en esta hermosa tierra. Somos todos hermanos y hermanas, somos una gran familia humana, independientemente del color, credo o nacionalidad. No se necesitan forjar armas, ni asaltar murallas, ni levantar edificios. Simplemente necesitamos ponernos en pie, mantenernos unidos y decir:

“Que ya es suficiente. Hemos visto los trucos, vemos el plan claramente ahora y no permitiremos que nos sea arrebatada la libertad. La antorcha de la libertad no será extinguida, no ahora, no nunca y, ciertamente, no en nuestro tiempo. Ha llegado nuestro momento de defenderla por todas las generaciones futuras, para avivar su llama y para transmitirla, intacta y vigorizada a las generaciones que nos seguirán.»

A nuestros descendientes debemos decir al unísono: NO OS VAMOS A DEFRAUDAR.

Texto extraído del documental This Pivotal Moment
https://t.me/thispivotalmoment

El momento de actuar es AHORA

En el vaivén de las discrepancias

Me preguntan en esta fría mañana si he dejado de escribir, pues hace tiempo que no se me lee en Redes Sociales (informo desde aquí que fue bloqueado mi acceso a Facebook por discrepar públicamente con el Relato Oficial de cuanto está sucediendo).
Respondo a quien me pregunta que ahora escribo pequeños textos incendiarios que lanzo por las fisuras de este cerramiento a toda expresión que contradiga la versión que, desde hace meses, apuntalan los noticieros en nuestros cerebros.
Estoy revolucionada y en plena re-evolución.
El confinamiento físico no me afecta tanto como comprobar día tras día el entramado entumecedor de noticias que aprisiona la capacidad de nuestras mentes para discernir objetivamente, sin apegarnos a los extremos de cada posicionamiento.
Busco mi núcleo vital y brota más fuego, será que es invierno y mi alma no quiere someterse al pronóstico ya evidente de un enfriamiento de la humanidad que ha venido a desangelar nuestras vidas. Nunca estuvieron nuestras casas tan ocupadas por nosotros y nuestras mentes tan des-ocupadas de quienes somos.

Es posible que el modelo de vida consumista y saqueador de los recursos naturales estuviera ya en su fase última, y en la recta final nos hemos topado con los entresijos de una fatalidad que ya no es posible obviar. Pero el modelo globalista que nos están diseñando desde las cúpulas, las que mueven los hilos por detrás del telón, es un saqueo a nuestra humanidad a fuerza de taparnos la boca, confinarnos en la incertidumbre, y de la mano de jeringuillas armadas con sustancias sintéticas ajenas a nuestros cuerpos. Acaso nuestra biología está siendo preparada para acoger las más insólitas y artificiosas variantes que la Inteligencia Artificial proyecta para un futuro de ficción divorciado de la verdadera ciencia.

Siempre han tratado mis palabras de calentar y no incendiar, pero lo cierto es que sin fuerza y contundencia seguiremos meciéndonos en las sucesivas «olas», sumidos en el vaivén de las discrepancias, mimetizados con el refugio de las pantallas como si fuesen éstas el horizonte donde cada día nace un sol, sin luz ni calor, que nos avisa con su resplandor azulado de lo peligroso que es respirar, vivir, amar, o juntarnos a contar historias (las nuestras) alrededor de un fuego que de veras calienta.

Los diez minutos finales de la conferencia que ofreció el Dr. Thomas Cowan en la Cumbre de Salud y Derechos Humanos, en Tucson, Arizona, el 12 de marzo de 2020

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CIENTÍFICOS POR LA VERDAD
Contaminación Electromagnética. Conferencia a cargo del Dr. Byrame Boye, especialista en ingeniería sanitaria.

Presentación del DOCTOR KLINGHARDT sobre el ALUMINIO y otras sustancias que FUMIGAN en nuestros cielos y cómo afectan éstas a nuestra salud

DR. JUAN JOSÉ MARTINEZ Entrevista en la SER

CLAIRE EDWARDS: La verdadera Agenda 5G

DRA. MARIA JOSÉ MARTÍNEZ ALBARRACÍN Entrevista

NUEVO ORDEN MUNDIAL

DESARROLLO DE LA AGENDA GLOBALISTA

MÉDICOS POR LA VERDAD

TV POR LA VERDAD

LUIS DE MIGUEL ORTEGA (Abogado y Enfermero)

EL DOCUMENTAL donde se exponen los atropellos que se han cometido y aún se están cometiendo con la excusa de la PANDEMIA

CARMEN HUERTAS (Ingeniería Lingüística en el discurso público)

Aire

Todos tenemos un tirano dentro que nos aprieta en su delirante grandeza.
Yo he pedido que me deje ser chiquita, invisible e incorpórea como el aire, ligera como la brisa que se desliza por la piel, columpiándose en el vello de punta.
Y ser también impetuosa como el vendaval que zarandea las ramas del pensamiento, dejando caer el dulzor de sus frutas.
En definitiva, he pedido en mí misma ser aliento que impulse a tocar esa Realidad que me sueña sin medida.

Mientras la imaginación nos pertenezca, haremos de lo imposible un salto hacia la Belleza

Inmunidad al miedo

NO al miedo, SÍ a la vida.
La cuestión no es «vacuna SÍ» o «vacuna NO».
La cuestión es que hemos dejado de creer en la inteligencia del cuerpo humano y en su capacidad de generar inmunidad por sí mismo (la Naturaleza tiene incontables formas de potenciar esa inmunidad), con lo cual nos estamos condenando a que sea la industria farmacéutica la que nos ofrezca sus chutes tutiquimicos cada vez que se bautiza la enfermedad con un nuevo nombre.
Pero la enfermedad siempre ha existido, en gran parte por nuestra desconexión con la Naturaleza y en gran parte por delegar la responsabilidad de nuestra salud a la industria, desvalorizando el maravilloso diseño que el Gran Creador puso a disposición de cada criatura para experimentar la vida en todos sus relieves.
Todo lo contrario a la elección que se está haciendo en estos tiempos, que no es otra que encadenar nuestros cuerpos y almas al miedo.
Me da igual lo efectivas o destructivas que sean estas «vacunas» que nos envían los laboratorios farmacéuticos como salvación. Yo elijo potenciar mi sistema inmune con actitud y con sol y con tantos nutrientes que la Naturaleza (inconmensurable ante la ciencia) entrega tan generosamente en cada estación.

TERESA FORCADES, Doctora en Salud Pública Cum Laude por la Universidad de Barcelona y especialista en medicina interna por la Universidad Estatal de Nueva York… ENLACE a su exposición clara y transparente sobre las VACUNAS, de la cual rescato algo que dice y debemos considerar: «NO EQUIPAREMOS LA OFICIALIDAD CON LA EVIDENCIA CIENTÍFICA «

Tantas voces que nos están avisando de la hipnosis colectiva en la que ha caído la humanidad, y que están siendo censuradas por quienes quieren apoderarse del altavoz para que sólo escuchemos su única versión.
Pero LA VERDAD SIEMPRE AMANECE.
Ni todos los noticieros del mundo contando el mismo relato pueden tapar la luz del sol.

ANTES DE VACUNARNOS DEL COVID ¿NO DEBERÍAMOS COMPROBAR SI EXISTE? Entrevista a Juan Mariano Pérez Abad / Doctor en Medicina y Cirugía

La unión que nos salva

¿Se trata de unirnos a través del miedo que se nos está inyectando mediáticamente y con tantas medidas de protección impuestas, o se trata de unirnos a través de la pasión por vivir y crecer en nuestras infinitas potencialidades pese al miedo inherente al ser humano?

Sinceramente siento que ya estamos todos dentro de este inmenso “microondas” que, desde niveles que no podemos controlar individualmente, controla nuestras mentes y nos lleva al caos de creer que el asunto está en aislarnos de lo que sucede, con el fin de protegernos.

Observo que este gran momento habla de nuestro nivel de domesticación a través del miedo y, a la vez, también está despertando el instinto más salvaje de nuestra humanidad. Salvaje, no en el sentido de arrasar ni asaltar ni agredir, sino en el sentido de recordar que esta «selva humana» tiene espacio para todas las criaturas y todas las formas que la naturaleza expresa. Salvaje en cuanto a que ninguna especie de la cadena biológica atenta contra la vida de otros seres vivos si no es por alimentarse o defenderse. Salvaje en cuanto a que cada criatura desarrolla su propio instinto de supervivencia ante las amenazas que siempre están al acecho.

Recuperamos nuestro instinto más salvaje, en este contexto, quienes intentamos salvarnos de la gran tela de araña que la manipulación ha tejido en nuestras mentes con hilos de supuesta protección; quienes despertamos de la hipnosis colectiva que teledirige a la humanidad hacia un mundo en el que, para seguir habitándolo, se necesita un nivel muy alto de olvido de nuestra naturaleza esencial.

Y no es que yo quiera ni pueda salvar a nadie de ese destino enfermizo y agonizante, pero sé que mi voluntad está unida a las voluntades que apuestan por la vida, destejiendo, desde la investigación verdadera, la tela de araña que nos atrapa en el aislamiento de «las distancias de seguridad». También sé que cada cual está en su proceso personal y atendiendo a su particular momento, pero no habrá lugares seguros para la salud si nuestras mentes están siendo programadas para enfermarnos, si el aire que respiramos está contaminado, no de virus, sino de metales pesados que fumigan en nuestros cielos, y de ondas electromagnéticas que alteran nuestro equilibrio físico y mental.

Por lo tanto, y por mi parte, sí, soy salvaje, lo cual equivale a «despertarse» (por instinto de supervivencia) de esta pesadilla colectiva tan bien orquestada como desproporcionada …

Los diez minutos finales de la conferencia que ofreció el Dr. Thomas Cowan en la Cumbre de Salud y Derechos Humanos, en Tucson, Arizona, el 12 de marzo de 2020

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CIENTÍFICOS POR LA VERDAD
Contaminación Electromagnética. Conferencia a cargo del Dr. Byrame Boye, especialista en ingeniería sanitaria.

Presentación del DOCTOR KLINGHARDT sobre el ALUMINIO y otras sustancias que FUMIGAN en nuestros cielos y cómo afectan éstas a nuestra salud

CLAIRE EDWARDS: La verdadera Agenda 5G

Más INFORMACIÓN en el Canal NO al Miedo. SÍ a la VIDA

Ondas expansivas

Las emociones se identifican con el elemento agua.
En las Aguas de la Consciencia Colectiva, una mano invisible lanza una piedra con una emoción cualquiera (pongamos por ejemplo el Miedo), generando una onda expansiva que crece y crece a medida que más consciencias individuales resuenan con el miedo y se suman a esa ondulación.
En esas mismas Aguas se desliza ahora una pluma, del color de la Esperanza y con la forma de un cuento, que bien podría generar su propia onda expansiva, aunque una pluma no pese tanto como una piedra:

“En aquellos tiempos donde todas las voces parecían encontrarse y alzar su propia voz, los seres humanos vivían rápido y pensaban con impaciente lentitud. Eran los días propicios para el giro de un nuevo ciclo por explorar y descubrir, de un periodo inédito en el que la Humanidad sellaría la paz como escenario imprescindible para el cumplimiento de su soberanía y esplendor.
¿Paz? ¿Dónde? Eran las preguntas incontestables de una tierra consumida por el miedo, el desamor, la avaricia. Y, sin embargo, las respuestas se iban gestando en un nuevo paradigma que, imperceptible aún para la gran mayoría, alentaba el surgimiento de posibilidades posibles, de potencialidades poderosas, en un escenario de superación sobre tantas inercias revestidas de normalidad.
Las respuestas nacían en mentes apenas escuchadas que fueron uniéndose en un único destino. En la gestación de aquella nueva biografía del porvenir, surgió una primera chispa de ese fuego vital que daría un nuevo camino a la esperanza humana. Era inevitable que la agónica y quejosa repetición de ultratumba se abriese por fin a la luz, como una crisálida se abre al delicado vuelo en la metamorfosis que la convierte en mariposa.
Nacía pues la esperada voz de la esperanza, asomando en el naciente de un nuevo mundo. Y era la misma voz que pedía el acceso libre a la vida, despegando los labios por primera vez para compartir sus primeros sonidos de presencia y libertad.
Una Humanidad nueva amanecía entre las sombras de la noche. Se apagaban los ecos pasados del naufragio de tantas humanidades incumplidas, mientras el presente daba la bienvenida a una llamada ancestral, como un latido en la profundidad de cada criatura, en la esencia salvaje y universal de todos los seres nacidos para la gran aventura de vivir.
En el delicado hilo de la luz y del tiempo, la materia viva de aquellos días encontró sus refugios entre la realidad de lo visible y la no menos realidad de lo invisible. Era el tiempo de una gran alianza entre las mentes creadoras de un nuevo porvenir. El crecimiento de nuestra humanidad había llegado a su masa crítica. La Humanidad emergía de cada incursión, inocente y limpia de mentiras, con resplandecientes chispas de vida en cada conquista de paz, regresando victoriosa a la importancia de aquello que es verdaderamente importante, comenzando por la propia vida.
Fue el atrevimiento de lo nunca vivido (o de lo vivido solamente en ideales pero no en actos), dando fuerza a una memoria inédita que nos permitió regresar a nuestra propia soberanía, a nuestra más genuina Naturaleza, desde la profundidad y misterio de todas las historias olvidadas. La memoria de lo que siempre hemos estado destinados a ser. La memoria inédita de nuestra Humanidad…”

El traje nuevo del emperador

Los cuentos universales están repletos de símbolos que se pueden adaptar a cualquier época y circunstancia. Acabo de releer “El Traje Nuevo Del Emperador”, y lo que «veo» es que este cuento viene muy a cuento con los tiempos que estamos viviendo. Mas, sin entrar en detalles, copio el resumen y dejo que cada cual interprete la moraleja así como lo “vea”.

“Hasta la misma presencia de un emperador, llegaron dos charlatanes que se designaban a sí mismos sastres de altísima costura. Afirmaban ser capaces de elaborar las más delicadas telas y confeccionar el más asombroso traje que ningún humano pudiera imaginar, ya que dicha prenda tendría la facultad de ser invisible para quienes estuviesen afectados por el extravío mental, esto es, por la locura. Con el fin de demostrar sus habilidades, los tejedores sólo exigían que se les entregase el dinero necesario para comprar los bordados, los hilos de oro y todo lo preciso para su confección.

Admirose el emperador de tan maravillosa cualidad y pensó en el lucimiento del fabuloso traje con motivo del desfile de las fiestas cercanas, queriendo saber cuán de cuerdo era su pueblo; con lo cual otorgó a los charlatanes todo aquello que éstos solicitaron.

Los sastres, encerrados bajo llave en una estancia del palacio, simularon trabajar día y noche en la confección de sutiles telas con las que hacer el más ligero traje jamás visto ni soñado.

Curioso el soberano por saber cómo avanzaba su vestimenta, envió a dos de sus criados a comprobar los trabajos; pero cuál fue la sorpresa de éstos cuando, a pesar de ver cómo los picaros hacían como que se afanaban en su quehacer, no pudieron ver el traje ni las telas. Obviamente, supusieron ambos que estaban afectados por el mal de la locura, y ni el uno ni el otro comentaron nada al respecto; por el contrario, cuando fueron a dar explicaciones al emperador, se deshicieron en loas y parabienes para con la confección de los pícaros.

Llegado el momento en que el traje estuvo terminado, el emperador fue a probárselo, mas, al igual que sus criados, tampoco conseguía ver prenda alguna, por lo que cuerdamente obvió su falta de visión e hizo como si se probara la prenda, alabando su delicada belleza. Los cortesanos que acompañaban al emperador, presas de la misma alucinación, también se deshicieron en alabanzas con el asombroso traje, a pesar de que ninguno de ellos era capaz de verlo. Y es que eran conocedores todos de la cualidad asombrosamente detectora del mismo, por lo cual todos callaron y afirmaron su existencia.

Llegado el día de la fiesta, el emperador se vistió con el invisible traje y, montado en su caballo, salió en desfile por las calles de la ciudad. La gente, también conocedora de la rara cualidad que tenía el nuevo atuendo, aplaudía ante el paso del emperador en una hipnosis colectiva. Hasta que un niño de corta edad, inocente donde los haya, dijo en voz alta y clara «pero si el emperador va desnudo».

Tal claridad pareció despertar las consciencias de todos aquellos que presenciaban el desfile, primero con murmullos y luego a voz en grito. Todos se unieron en la misma verdad: «el nuevo traje del emperador no es tal», … «el nuevo traje del emperador no es tal»…

Los cortesanos y el mismo soberano se dieron pronto cuenta del engaño, pero cuando fueron a buscar a los picaros sastres, éstos habían desaparecido con todo el dinero, joyas, oro y sedas que les habían sido entregados para confeccionar el nuevo traje del emperador… // Cuento de Hans Christian Andersen en el año 1837

Mi magia

No escribo ensayos de magia porque aspiro a la magia práctica, cotidiana, enraizada o arraigada con el ser natural que soy.

Mi magia no tiene método ni fórmula ni poción, mucho menos es para volar con la escoba, aunque reconozco los momentos que llegan como si vinieran del cielo y así, como si estuviera en el cielo, los vivo yo.

Mi magia es un dibujar la huella de cada momento sobre la tierra que piso, bajo el sol o la lluvia, mientras escucho una canción en el viento y la retina de mis ojos lee un guiño cómplice en lo que parece cerrarse pero sigue estando abierto…

Aquellas cartas…

Es una actividad cualquiera
pero no cualquiera escribe cartas.

Y, sin embargo, en el cualquiera de las cosas sin objeto, sin ubicar y sin tiempo, que transcurren por capricho natural, porque la noche está insomne o simplemente porque las esferas giran despacio… en ese cualquiera que es por nada y que es por todo, las cartas fabrican una magia que vale por miles de emoticonos prefabricados.

Es la mágica consonancia de las palabras que van y que vienen, en un avanzar con regreso, por pura devolución, o por inocente afán de no hacerse cenizas a un lado si del otro brotaron como verdades incandescentes.

Son esas voces cualesquiera, silentes para el oído y melódicas para el alma, que nacen en una página, sin propósito definido, atemporales, y que luego crecen por capricho natural en la complicidad que las abraza.

Pero no, nunca fueron ni son cualesquiera las cosas dichas, conocidas o recónditas, si fueron engendradas en Presente, por el Silencio y la Palabra.