Aquellas cartas…

Es una actividad cualquiera
pero no cualquiera escribe cartas.

Y, sin embargo, en el cualquiera de las cosas sin objeto, sin ubicar y sin tiempo, que transcurren por capricho natural, porque la noche está insomne o simplemente porque las esferas giran despacio… en ese cualquiera que es por nada y que es por todo, las cartas fabrican una magia que vale por miles de emoticonos prefabricados.

Es la mágica consonancia de las palabras que van y que vienen, en un avanzar con regreso, por pura devolución, o por inocente afán de no hacerse cenizas a un lado si del otro brotaron como verdades incandescentes.

Son esas voces cualesquiera, silentes para el oído y melódicas para el alma, que nacen en una página, sin propósito definido, atemporales, y que luego crecen por capricho natural en la complicidad que las abraza.

Pero no, nunca fueron ni son cualesquiera las cosas dichas, conocidas o recónditas, si fueron engendradas en Presente, por el Silencio y la Palabra.

Publicado por

Angela Castillo

Aprendiza de Poeta Maga