Faros en la noche

Gran parte de mis lecturas y meditaciones han venido a dedicarse al Conocimiento de un mundo interior en constante cambio y siempre desconocido.

Siempre descubro teorías nuevas, abriéndose paso en las incertidumbres de la consciencia, al modo de farolillos que alumbran en la noche.

Pero acaso mis ojos, desacostumbrados a ver en la oscuridad, tan sólo hayan conseguido tantear en las penumbras qué es una piedra y qué es una senda que conduce a alguna parte desde la cual pueda percibirse, no sólo la consistencia de la realidad y sus aristas, sino también el firmamento que me rodea y a través del cual, como espectadora activa, se renueva mi asombro ante la grandeza de cuanto existe…

El tejido de la verdad

Y entonces la Anciana me dijo:
«Es fácil errar en las medias palabras,
en las verdades a medias,
en el sí pero no de la diplomacia…
Es difícil hallar la certeza perfecta y redonda.
Y, aun acertando, ¡cuidado con la perfección que no deja entrar a nadie más!
Una vida es un mundo.
¿Qué haces tú para cambiar el tuyo?
Es fácil opinar de este mundo que está perdiendo la cabeza con sus juegos y sus guerras, o despreciar a quienes se alimentan de las sobras que reparte la solidaridad.
Pero en otros niveles, y al mismo tiempo, todos somos jugadores, tiranos y mendigos.
Así como cada cual sabe, cada cual remienda los harapos que cubren su dignidad rendida.
Así como cada cual puede, cada cual purifica la miseria adherida a su noble existencia.
Porque, eso sí, en todos los niveles y para cada cual: TRANSPARENTE ES SIEMPRE EL TEJIDO DE LA VERDAD…»

Hablando de principios

Ya no es ilusión por lo que deseas que sea, y cuando las cosas no son así te caes una y otra vez en la desilusión.
Ya es Recordar lo que Es y sostenerse en ese principio, se presente como se presenten las cosas por delante.
Ya es un comienzo de discernir lo que NO ES en lo que ERES…

Y, hablando de principios, no existe un solo comienzo sino muchos y diferentes, todos ellos participando del gran film o del único fin. Cuando las fotos negativas van eliminándose de la proyección y las positivas van haciendo más y mejor acto de presencia, es cuando puedo decir que van existiendo nuevos principios, que son como manantiales que fluyen de la montaña y van sumando el caudal de un poderoso río de vida, que va sintiéndose más libre, más pleno, según las aguas van juntándose y recuperando su identidad más genuina y libre…

Calma

Hay muchas, muchísimas más cosas
de las que buenamente puedo hacer hoy,
por eso estoy tomando una triple ración de calma,
porque sé que ésta es la mejor opción,
tomármelo así como ahora lo estoy tomando,
con esta taza de café a la que puse tres cucharadas de serenidad …

Pasar página

En cada “PASAR PÁGINA”, hay una comprensión que siempre estuvo latente y se revela a través de la experiencia.

Y es que lo que necesito, anhelo, busco…, ya está escrito y contemplado, ya ES en esencia, aunque va tomando la forma de la lectura que hago de los hechos; siendo así que no puedo leer la magia del cuento con las lentes del desencanto, ni ver la abundancia con los ojos de la carencia, ni sentir la total magnitud del amor si voy restándole por aquí y por allá con las tijeras del condicionante.

¡Cómo danzar con la vida si no escucho su música entrelíneas, entre tantas contradicciones que cantan su verdad dentro y fuera de mi cabeza!…

Y, aun así, pese a tantos imposibles, incluso sin haber entendido el “por qué” ni el “para qué” de algunos párrafos vividos, PUEDO DEMORARME EN LA MISMA PÁGINA re-leyendo los signos en un mismo nivel de rechazo o de comprensión, y PUEDO PASAR PÁGINA, agradecida, ahora sí, por el presente (regalo) inscrito desde siempre en cada vivencia que se reviste de memoria o de proyección…

Seres incógnitos

Hay seres incógnitos que no dejan huellas sobre el mundo porque ellos mismos se han convertido en rastro invisible, en pisada silenciosa, en lenguaje sutil que la experiencia acalla con opiniones múltiples de cada verdad ajena.

Hay seres que no asoman en los medios de comunicación; nadie ha escuchado hablar de ellos, ni siquiera los familiares y amigos llegan a conocerles en la profundidad insondable de su naturaleza. Y, sin embargo, son ellos el sueño iluminado que sostiene al día (a veces ensombrecido de disonancias), mientras se entregan sin remedios a la rutina de sus quehaceres.

Hay seres incógnitos que no dejan huella sobre el mundo porque ellos mismos se han convertido en acción silenciosa: hacen el amor a la luz del día (también en la noche), desde que el sol se levanta…

Las cosas cambian

Cambian las cosas en la medida en que cambia el lugar desde donde las percibo.
Cuando miro y siento la vida a través de un cristal sombrío, las cosas me parecen sombras. E incluso parece que la sombra y la oscuridad quieren eternizarse en esa percepción, que nunca llegarán esos cambios que darán luz a lo que hoy es una sombra cristalizada en la mirada.
Por el contrario, cuando siento las fuerzas del corazón, me refiero a esas fuerzas que nacen de adentro y encuentran a su paso millones de motivos para vivir, aunque ninguno prima sobre otro, pues todos son importantes y todos tienen pleno significado; cuando percibo desde esa vitalidad, siento la luz y veo que alrededor las cosas adquieren infinitas tonalidades, como si el impulso interno estuviera plenamente armonizado con la respuesta del exterior. Entonces ya no lo pienso y, sin embargo, noto que las cosas van, y van a otro color.
En fin, yo tan sólo digo que las cosas están cambiando por detrás de cada mirada cristalizada. Y me afirmo en esta percepción: las cosas siempre cambian. Y la naturaleza de las cosas vivas es cambiar siempre a mejor…

Diga lo que diga…

Diga de lo que diga, es intrascendente. Todo está dicho.
Hablo pues de cualquier cosa, por ejemplo, de un rato bajo la sombra de un árbol, o puedo hablar de caminos que salen de cualquier parte y, caminando por ellos, no sabes si es el camino quien se desplaza hacia atrás o si son tus propios pies los que avanzan.
De sendas, de piedras…, de una golondrina escribiendo su vuelo sobre la página azul del cielo.
Puedo hablar o hacer silencio, y las cosas seguirán siendo.
Me siento en una piedra y escucho la vecindad del viento, el movimiento de la retama, el temblor brillante en las hojas del árbol que me da sombra. Son lo que son aunque las palabras no toquen su existencia. Y, aún así, bendito don del lenguaje y de la comunicación, cuando en el camino te encuentra un diccionario que reúne el mundo y sus significados con palabras impresas sobre el papel blanco.
Abro el libro o, mejor dicho, él me es abierto con el impulso del viento de la tarde, por la eme, Magia, aquí viene la palabra.
Y después escribo estas líneas…

Como decíamos ayer…

… llega el otoño con sus dorados paisajes, invitando al disfrute de ese sol-y-sombra que no necesita de aires acondicionados ni calefacciones en la naturalidad de nuestras rutinas recuperadas. Y qué adiós puede hacerse en esta bienvenida de estación que no sea quitarse las gafas de sol y ver las cosas sin más filtros que los que cada cual lleva en su mirada, notando de común que ya no escuece en los ojos la luz de los colores que nos circundan.

Y atrás, o al fondo, queda un verano de ritmos rápidos, de actividades a ras de suelo en los sótanos del sistema, o tras el telón de esos escenarios idílicos para las vacaciones y el descanso. Un verano que me invitó a bajar de mi nube de palabras y entrar de nuevo en ese gran puchero sistemático donde los ingredientes del ser humano se cuecen a altas temperaturas, entrechocándose en su ebullición, y en el cual, si se tolera la presión, surge también la sustancia que nutre el propósito de seguir viviendo pese a todo y con todo lo que vivir significa.

Amanece…

La pereza de las sábanas quiere convencerme de que no hay motivos suficientes para madrugar.

Por pura costumbre y sin motivación aparente, suena el griterío orquestal de los pájaros, mientras el sol se sienta en primera línea del horizonte para disfrutar del concierto.

Se levanta el sol enseguida y, antes de que lleguen a tropel los motivos, despisto a la pereza y me dejo convencer por esta feria de colores, luz, sonidos…

Leerte

Son momentos de magia al leerte.

Te leo desde el silencio y me escucho en el rumor de tus paisajes.

Es lectura por los contornos de las letras y también por las profundidades.

Te leo con amor, por decirlo con pocas palabras.

Y es amor que crea una familia de muchos nombres: reconocimiento, admiración, empatía, afecto…

Nada que discrepar de tus enfoques.

Es mágico leerte porque no veo diferencia entre lo que dices y leo.

O, por decirlo con otras letras, tus páginas despiertan lo que ya estaba escrito en mi silencio…

Instantes compartidos

Nacen en mí cosas buenas, o se me recolocan las neuronas (las de la cabeza y las del corazón), cuando comparto contigo instantes naturales, francos, sencillos.

Nace el respeto de verdad hacia tu persona, que es la mirada verdadera, sin juicio, de ir conociéndote mejor y más a fondo.

Nace la intuición que no necesita preguntar ¿cómo estás? porque puede leer en tus palabras y en tus silencios que eres libre como tú eres, sin trabas y con tus disparates, sin óxidos y con tus brillos rancios.

Libertad plena de instante presente, libre de futuros y de pasados luchadores por conquistar un espacio que se sobreponga a tanta ausencia de nosotros mismos; ese espacio compartido, natural y sencillo, donde se borran los nombres y nace la paz…

El quid de la cuestión

Que las suelas de mis preguntas
nunca sean más grandes
que los pies de mis pensamientos…

Hubo una época en la que busqué
y busqué en diferentes campos,
a veces contrapuestos,
la respuesta a esas preguntas esenciales,
la que resolviera el quid de la cuestión.

Y la cuestión es
que el quid sigue irresuelto,
pero un día comprendí que la Búsqueda,
(o las preguntas con muchas respuestas
pero sin la respuesta), nunca se acaba;
a veces, eso sí, se sumerge en cada instante
en el que entiendes profundamente.

Y, a veces, otras veces,
emerge la Búsqueda renovada
cuando miro el sentido a la inversa,
buscando en lo que ya tengo,
en lo ya encontrado;
o cuando veo en cada situación
la respuesta a un interrogante
que no rechina en mi cabeza
sino en la suela de mis zapatos..

Autoengaños

La vida no se construye en la base de ésta u otra formación, de éste u otro oficio, de esta geografía o aquel camino. Se decide más bien en el soporte de la persona que decido ser, en mi corazón, frente a mí misma. Por eso el grado de sinceridad conmigo, y en mí, es crucial, importantísimo; por una razón sencilla, porque toda persona que acepta engañarse a sí misma, acepta también con igual o mayor medida engañar y ser engañada por los demás.

La verdad no convive con el autoengaño, ni camina junto a los cuentos que cuento y acepto de los demás, sencillamente porque una vida real va dentro de un camino de Claridad. Por el contrario, el autoengaño es una geografía difusa, una visión de corto o pequeño recorrido. Algo así como si mis quejas, evasivas, justificaciones, fuesen vereditas que me entretienen en lo otro, abriéndome paso, a tientas, hacia esa quimera que me hace pretender de todos menos de mí misma…

Rodar y rodar…

Pero cuando las cosas ruedan con tranquilidad, en la dirección adecuada, no existen roces ni fricciones, ni siquiera sentirnos desplazados en aquellos cambios que vamos realizando. Más bien parece todo lo contrario, como una oportunidad, como si una voz nueva sonara entusiasmada desde adentro, diciéndote: ¡Qué bien! Tengo la oportunidad de ser mejor de lo que estaba siendo, de vivirme mejor los mismos pasajes de siempre…

Corazón eterno

El corazón humano nace inmenso
porque recuerda el amor
de la eternidad,
pero a fuerza de existir
se va haciendo pequeño
e impermeable a la Esencia;
acaso por eso se rompe
en pedazos a fuerza de amar,
para no olvidarse que es eterno…

Editorial Abelia

Buenas noticias en estos comienzos de mayo, mes de las flores.

Hoy es un buen día para agradecer a la Editorial Abelia por renovar el rostro de Girasoles al Amanecer, insuflándole nuevo impulso…

En el interior de sus páginas permanece intacta la fuerza, magia y comprensión de una vivencia transformadora… 🍀

Y dando unos pasos hacia atrás, os cuento que, desde el comienzo de mi trayectoria literaria, Nathalie Nascimento trabajó de forma desinteresada en el diseño gráfico, maquetación e ilustraciones de mis libros publicados. El sello de su amor y creatividad quedó impreso en cada uno de ellos y, más allá de los colores y formas, ahí seguirá impreso por siempre jamás… ¡Gracias de corazón, Nathalie!

Editorial Abelia

El olor de los libros

Hay recuerdos imborrables en mi niñez que se anteponen, así como la hierba aflora infatigable entre las grietas del cemento, a capas y capas de vivencias acumuladas en la memoria. La escarcha que cubría el olivar en los invernales fines de semana, el almendro vestido de blanco para recibir a la primavera, el olor a tierra mojada tras la tormenta veraniega, las hojas de otoño caídas en la vereda que conducía al colegio…

Misterio de inocencia y sencillez, el que se percibía en una flor, en un paisaje, en el transcurrir de los ciclos escolares.

También recuerdo el olor de los libros de texto desparramados sin orden ni concierto en la mesa de estudio, y el tacto de aquéllos otros que apilaba como un tesoro en la estantería de mi habitación. En mi mente adolescente, la literatura abrió una ventana a la que, sin que nadie me lo impusiera, quise asomarme para aprender a mirar otros paisajes, a oír otros pensamientos, a imaginar otras historias. Fueron esas lecturas las que entretejieron sueños de un mundo mejor y el interrogante de cómo soñarme a mí misma para ocupar un lugar en él. Ansias por conocer y conocerme, dudas. Y también certezas que después hube de conjugar en el tejido de mi propia existencia…

Imágenes

En verdad, no me conoces.

Configuro una imagen que va conmigo desde que salgo a la calle y saludo a los vecinos. Y si en lugar de salir, entro en la Red, remarco imagen sobre los muros virtuales.

Dentro y fuera, ¿cuánto tiempo del día piensas que hago imagen y me relaciono con imágenes?

Tu atención alimenta mi imagen, pero ¿cómo puedes apreciarme, valorarme, quererme, si sólo ves la imagen que proyecto?

Quiero creer, sin embargo, que incluso en este laberinto de espejos puede nuestra mirada traspasar la periferia, optar por el centro y, viendo lo que veamos, Vernos; esto es, sentir lo que somos con natural resplandor y normal anochecida.

Entonces jugaremos al escondite como niños, pero ya nos habremos encontrado y será cierto que en verdad nos conocemos…

Alargando el tiempo

Si llego a saber que teníamos tan poco tiempo, le hubiera restado horas al reproche, a la indiferencia, al desencuentro, y hubiese alargado las miradas, los abrazos, haciendo, si cabe, más largos los besos, para tener más segundos de ti en mi boca, en mis ojos, en mi pecho…

Y, sí, llego a saber, al fin, que no se trata de tiempo, ni siquiera de cómo nos gestiona el tiempo, sino de cuánto amor despierta en cada instante dormido que sueña con darle cuerda a la eternidad…